“Ya pueden trabajar”: la burla oficial mientras Ecuador se desangra
Noboa asegura que el país “retoma su ritmo”. Pero en Playas, Manta y Esmeraldas, el único ritmo que crece es el de las balas, la impunidad y el miedo.
I. Introducción: El país que no aparece en sus discursos
“La gente ya puede abrir sus locales, ya puede trabajar”. Así lo dijo el presidente Daniel Noboa con una tranquilidad que solo puede venir del privilegio y la desconexión total. Lo dijo desde Esmeraldas, una provincia sumida en la violencia, como si el simple acto de declarar algo borrara la sangre que aún está fresca en el asfalto.
¿A quién le habla el presidente? ¿A sus asesores? ¿A los banqueros? ¿A los medios que compró a fuerza de contratos? Porque al pueblo, no.
Al pueblo lo han dejado a su suerte. En el Ecuador real, abrir un negocio es jugarse la vida. En el Ecuador real, trabajar es resistir. Y en el Ecuador real, el Estado ya no existe.
II. Contextualización: Entre el delirio mágico y la masacre diaria
Noboa no gobierna. Narra.
Construye un país de fantasía mientras el verdadero Ecuador cae a pedazos.
Este mismo sábado 19 de julio, ocurrió una masacre: diez personas fueron ejecutadas en Villamil Playas, entre ellas el hijo del concejal y radiodifusor Carlos Yagual Reinoso, así como tres funcionarios municipales, un entrenador y un alumno de la escuela de fútbol de la prefectura del Guayas. Según información policial, los fallecidos no tenían historial delictivo. Todo indica que se trató de víctimas colaterales.
La masacre no fue la excepción. Fue parte de la regla.
Y en Portoviejo, en el sector de Sitio El Guabito, asesinaron a un radiólogo y a su hermano.
En Manta y la provincia de Manabí, la situación es insostenible. Tras el asesinato del líder de Los Lobos, su esposa y dos guardaespaldas militares, se desató una nueva guerra de bandas. En solo días, al menos cinco personas más han sido asesinadas en represalias. La policía ya no entra. El miedo lo gobierna todo.
Y mientras tanto, Noboa insiste: “ya se sienten los frutos”.
¿Frutos de qué? ¿De la indiferencia? ¿Del marketing? ¿Del desgobierno?
Porque si algo se siente en el país es el terror, la rabia y la decepción.
III. Un gobierno que vive en otro país (o en un cuento de hadas)
La desconexión oficial no es solo de cifras. Es de realidad.
En la inauguración de la Asamblea, el pasado 13 de mayo, Anabella Azin, madre del presidente y asambleísta de su movimiento, pronunció una frase que quedará para la historia del cinismo político:
“Algo maravilloso y mágico está ocurriendo… se respira tranquilidad, poder contagioso y libertad”.
¿Dónde vive esta señora? ¿En el Ecuador real o en un cuento infantil con narcos pacifistas y unicornios antimafia?
Mientras ella hablaba de libertad, en Quito, Guayaquil y Esmeraldas se acumulaban los cadáveres.
Mientras hablaba de tranquilidad, en cualquier parte del país secuestraban a otra persona.
Mientras hablaba de optimismo, un país entero intentaba sobrevivir entre vacunas, extorsiones y asesinatos selectivos.
Y el colmo de la ironía lo vimos con el caso de Montserrat Hernández, hija de la fundadora de la emblemática picantería “La Barceloneta” en la Alborada, Guayaquil. Ella fue una de las ciudadanas que, en campaña, apoyó con entusiasmo a Noboa. Compartió desde sus redes ataques a la candidatura contraria. Hoy, llorando ante las cámaras, anunció el cierre definitivo del negocio familiar por la misma inseguridad que su voto ayudó a perpetuar.
El régimen que apoyó la dejó sola. Como deja a todos.
El “poder contagioso” del que habla Azin no es libertad. Es miedo.
Y el único acto de magia que hoy ocurre en Ecuador es la capacidad de mentir sin sonrojarse.
IV. Seguridad de cartón y propaganda oficial
La maquinaria oficial no duerme.
Medios comprados, encuestas sin rigor y titulares falsos venden la imagen de un presidente “eficiente” y “respetado”.
En la narrativa oficial, Noboa es el mejor presidente del Ecuador.
En la vida real, es simplemente el presidente del país más violento de Sudamérica.
Según cifras verificadas, Ecuador cerró 2024 con más de 8 000 homicidios. Y solo entre enero y abril de 2025 ya acumuló más de 3 000. Las tasas en ciudades como Durán, Esmeraldas o Los Ríos superan los 200 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Pero eso no aparece en los spots.
No entra en el Instagram oficial.
Mientras nos matan, ellos nos venden canciones.
Mientras nos extorsionan, ellos nos venden fotos.
Mientras nos entierran, ellos hacen encuestas.
V. Entre giras, viajes y cinismo: el país al borde del colapso
El presidente no se detiene.
No para gobernar, sino para viajar.
Gira tras gira, evento tras evento… pero sin respuestas.
No hay plan. No hay estrategia. Solo fotos, frases vacías y poses.
Mientras el pueblo se atrinchera en barrios sitiados por el crimen, él actúa como si ya estuviera en campaña para la reelección.
¿Gobernar? Eso es secundario.
¿Responder por la crisis? Innecesario.
¿Asumir la verdad? Inviable.
Este gobierno no es débil. Es cínico.
No está desbordado. Está ausente.
Y mientras siguen con su show, el país se cae a pedazos.
No por una catástrofe natural, sino por una catástrofe ética y política.
VI. Conclusión: Ya no queremos discursos, queremos dignidad
El pueblo ecuatoriano no quiere cuentos.
Quiere que se diga la verdad.
Que se asuma el fracaso.
Que se gobierne con responsabilidad, no con relatos de fantasía.
No se puede pacificar un país con eslóganes.
No se puede recuperar la confianza con frases como “ya pueden trabajar”, cuando lo único que crece es el miedo.
Este es un grito. Una denuncia.
Una advertencia a los que hoy callan o repiten las mentiras del poder:
Si no reaccionamos hoy, mañana será demasiado tarde.
✍️ Dr. Ney Briones Zambrano
Director Ejecutivo – Movimiento Pluricultural Quinta Región
www.drneybriones.com