Un monte en llamas, una Xunta en cenizas
Galicia arde mientras Alfonso Rueda y el PP se esconden tras el humo
Contextualización
Galicia vuelve a arder. No es la primera vez ni será la última mientras el Partido Popular mantenga una política forestal basada en la inacción, la improvisación y el abandono. Este verano, los incendios han devorado miles de hectáreas y obligado a desalojos en varias localidades, dejando tras de sí paisajes calcinados y un clamor ciudadano cada vez más fuerte.
La respuesta social ha sido inmediata: en casi treinta municipios gallegos, miles de personas se manifestaron para exigir un “monte con futuro” y para señalar al presidente Alfonso Rueda como responsable político de una gestión desastrosa. Paralelamente, en Castilla y León, el presidente autonómico Alfonso Fernández Mañueco enfrentó protestas similares por su pasividad ante los incendios.
El mensaje es claro: la ciudadanía está cansada de gobiernos que miran hacia otro lado mientras el fuego arrasa su tierra.
I. Galicia bajo ceniza: un clamor que no se puede ignorar
Las imágenes de Vigo, A Coruña, Ourense o Lugo hablan por sí solas: calles llenas, pancartas con el lema “Nunca máis” y voces que reclaman un cambio de modelo forestal. Bajo la ceniza y el olor a humo, la protesta se convirtió en un grito colectivo de dignidad.
La realidad es tozuda: Galicia lleva décadas con una política forestal marcada por la proliferación del eucalipto, la precariedad de los brigadistas y el abandono del rural. La ciudadanía lo percibe y lo sufre. Cada hectárea quemada no es solo un daño ambiental, es una herida cultural, económica y social.
II. Alfonso Rueda: un presidente a la defensiva
De un presidente se espera liderazgo y cercanía en momentos de crisis. Alfonso Rueda ofrece evasivas y discursos vacíos. Ha aparecido en comparecencias oficiales para culpar al calor, al viento o incluso al azar, pero sin reconocer el fracaso estructural de la política forestal de la Xunta.
No es casualidad que tantas voces pidan su dimisión: Rueda ha demostrado que prefiere proteger la imagen del PP antes que proteger el monte gallego. Y en política, esa desidia también se paga con responsabilidad.

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III. El PP y el fuego: décadas de abandono planificado
El problema va más allá de un nombre propio. El Partido Popular ha gestionado Galicia como un cortijo electoral durante décadas, aplicando un modelo forestal que favorece el monocultivo de eucalipto y margina la prevención.
El resultado es evidente: montes convertidos en combustible, pueblos en riesgo y brigadas insuficientes, mal pagadas y temporales. En lugar de reforzar la prevención, se apuesta por gastar millones en extinción cada verano, como si apagar incendios fuera una estrategia y no el fracaso de toda una política.
IV. Castilla y León: el mismo guion, distinta comunidad
En Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco repite el esquema: cuando el monte arde, la culpa es del calor extremo, del viento o de la fatalidad. Lo que nunca se admite es la falta de planificación, inversión y coordinación.
La coincidencia entre Galicia y Castilla y León revela un patrón: en las comunidades gobernadas por el PP, los incendios se abordan desde la propaganda, no desde la prevención. Y la naturaleza, indiferente a los discursos, cobra su factura año tras año.
V. La sociedad responde: “Nunca máis”
El lema que nació con el Prestige vuelve a resonar con fuerza. En Vigo, Yolanda Díaz, Abel Caballero y Néstor Rego participaron en las marchas, aunque lo esencial no fueron los líderes políticos, sino la ciudadanía que tomó las calles.
Los gallegos y gallegas demostraron que no están dispuestos a resignarse. Que el monte no es un negocio, sino parte de su identidad. Y que el futuro no puede quedar hipotecado por la pasividad de un gobierno autonómico atrapado en sus propios intereses.
VI. Lo que el humo no tapa: la política de la desresponsabilización
El manual del PP ante los incendios es siempre el mismo: negar, minimizar y esperar que la lluvia apague lo que ellos no quisieron prevenir. Rueda habla de “esfuerzo”, Mañueco de “condiciones extremas”, pero ninguno asume que la responsabilidad de los incendios es, ante todo, política.
La gestión forestal no es un asunto técnico aislado: es una decisión de modelo. Y mientras el PP siga eligiendo negocio antes que patrimonio, Galicia y Castilla y León seguirán siendo territorios condenados a la ceniza.
Conclusión
El humo se disipa, pero las heridas permanecen. Galicia y Castilla y León han dejado claro que no quieren seguir siendo víctimas de la inacción y el abandono. Alfonso Rueda y el PP han convertido la política forestal en un campo de negligencia institucional que cada verano se transforma en tragedia.
La ciudadanía ya no se conforma con discursos huecos. Exige cambios profundos: más prevención, más medios, un nuevo modelo forestal y, sobre todo, responsabilidades políticas. Porque no se trata solo de árboles quemados, sino del futuro de una tierra que se niega a vivir bajo la ceniza.
✍️ Dr. Ney Briones Zambrano
Red Conecta Ecuador Noticias / Substack
Director Ejecutivo Movimiento Pluricultural Quinta Región
Bibliografía
Europa Press (2025). Miles de personas reclaman un monte gallego con futuro.
El País (2025). Protestas en Galicia y Castilla y León contra la gestión de los incendios.
La Voz de Galicia (2025). Manifestaciones en 29 municipios gallegos contra la política forestal de la Xunta.
Público (2025). “Nunca máis” en A Coruña contra la gestión de Rueda.