Mala gestión en llamas: los bomberos forestales contra Mañueco y Quiñones
Cuando el fuego no solo arrasa bosques, sino también derechos laborales y la confianza ciudadana
Contextualización
Las llamas no se apagan solas. Tampoco lo hacen las injusticias. En Castilla y León, los bomberos forestales han decidido levantar su voz, no solo contra el fuego que devora cada verano miles de hectáreas, sino contra la otra gran hoguera: la negligencia política. Bajo el lema “Mala gestión. ¡Quiñones dimisión!”, centenares de trabajadores se concentraron frente a las Cortes para exigir responsabilidades al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, al consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, y al Director General de Patrimonio Natural y Política Forestal.
Mientras dentro Mañueco comparecía para justificar su gestión de los incendios, fuera las sirenas humanas recordaban que las llamas de la precariedad, los recortes y la privatización no se sofocan con discursos. Se sofocan con recursos, dignidad y voluntad política. La protesta reunió a más de una veintena de colectivos, sindicatos y asociaciones de bomberos forestales, recordando que este problema no es nuevo: cada verano, Castilla y León repite la misma tragedia.
I. Los bomberos forestales: héroes precarizados
La imagen del bombero forestal suele despertar respeto y admiración. Son los que enfrentan cara a cara la bestia de fuego, quienes protegen vidas, pueblos y patrimonio natural. Sin embargo, detrás de ese uniforme se esconde otra realidad: turnos de 12 horas sin agua ni comida, salarios que no corresponden al riesgo, contratos temporales, falta de material básico y jornadas que rozan la esclavitud moderna.
¿Cómo puede un gobierno exigir tanto sacrificio y al mismo tiempo negar lo más elemental? Lo heroico no debería confundirse con lo desechable.
II. La política del recorte: cuando la austeridad se convierte en ceniza
El fuego no entiende de presupuestos, pero la Junta de Castilla y León sí. Cada verano se repite la misma historia: falta de recursos, improvisación, externalizaciones. La gestión de Mañueco y Quiñones responde a un patrón: recortes en prevención, precarización del personal y una peligrosa apuesta por la privatización de servicios esenciales.
Según datos sindicales, Castilla y León ha llegado a destinar en algunos ejercicios menos de la mitad del presupuesto de prevención de lo que invierte en extinción, una estrategia que los expertos califican de ineficaz y cara a largo plazo. Se parchea cuando el fuego ya avanza, en lugar de invertir en cortafuegos, limpieza y refuerzos humanos durante todo el año.
Cuando se gasta más en propaganda institucional que en reforzar brigadas forestales, la política no solo es negligente: es criminal.
III. Privatización del monte: el negocio del fuego
El bosque debería ser patrimonio común, no moneda de cambio. Sin embargo, en Castilla y León, la externalización de tareas y la dependencia de empresas privadas en la gestión de incendios ha convertido la tragedia en negocio. Cuanto más grande el incendio, más contratos de emergencia y más beneficios para unos pocos.
La pregunta incómoda es inevitable: ¿a quién beneficia un sistema que convierte cada gran incendio en una oportunidad para nuevos contratos y para engordar el negocio privado?
IV. El silencio institucional: comparecer no es responder
Mientras los bomberos forestales pedían agua en sus turnos maratonianos, Mañueco comparecía en las Cortes. Habló de esfuerzos, de compromiso, de la dificultad de los incendios… pero no habló de la precariedad de quienes apagan esos incendios, ni de las responsabilidades políticas por años de abandono estructural.
En su comparecencia, insistió en la complejidad de los incendios y en el “esfuerzo extraordinario” de la Junta, pero evitó responder a las denuncias de los brigadistas sobre turnos de 12 horas sin agua o las carencias de equipos de protección adecuados. Ese silencio pesa más que cualquier declaración de compromiso.
La comparecencia fue más humo que sustancia. Y cuando la política solo produce humo, la ciudadanía termina asfixiándose.
V. El coste humano y ambiental de la negligencia
Cada hectárea quemada no es solo bosque: es suelo fértil perdido, biodiversidad arrasada, comunidades rurales heridas y un futuro hipotecado. Pero junto al daño ambiental, está el daño humano: bomberos forestales agotados, maltratados laboralmente y convertidos en carne de cañón por una Junta que les exige todo y les da casi nada.
En el verano de 2022, Castilla y León fue la comunidad autónoma más afectada de España, con más de 60.000 hectáreas calcinadas, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica. Aquella catástrofe ya puso en evidencia la falta de planificación y la precariedad del operativo, pero tres años después, las lecciones siguen sin aplicarse.
La negligencia política no se mide en ruedas de prensa. Se mide en los cuerpos extenuados, en las familias que esperan con miedo y en los pueblos que ven cómo el humo invade sus hogares.
VI. El grito que interpela a toda la ciudadanía
La protesta frente a las Cortes no es un asunto corporativo. No se trata solo de una lucha gremial: es un grito que interpela a toda la sociedad. Si permitimos que se precarice a quienes nos protegen del fuego, mañana se precarizará a quienes nos cuidan en hospitales, a quienes educan a nuestros hijos o a quienes sostienen la vida en el campo.
Defender a los bomberos forestales es defender un modelo de servicio público frente al saqueo privatizador y los recortes neoliberales. Si se normaliza la precariedad en quienes arriesgan la vida contra el fuego, mañana será más fácil normalizarla en quienes nos atienden en los hospitales o enseñan en las escuelas. El incendio empieza en el bosque, pero termina devorando derechos.
Conclusiones
La dimisión de Mañueco, Quiñones y su director general no es solo una exigencia sindical. Es un acto de higiene democrática. Porque quienes no saben gestionar lo común, quienes reducen la vida a cifras y quienes convierten la naturaleza en un mercado, no merecen seguir gobernando.
El fuego desnuda la verdad: los bosques arden, los bomberos resisten, y los políticos responsables se esconden tras discursos vacíos. Castilla y León no necesita más humo: necesita justicia, dignidad y una gestión pública a la altura de la crisis climática y social que enfrentamos.
El próximo incendio no espera. Y la pregunta es: ¿vamos a esperar nosotros?
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Bibliografía
Comunicados de prensa de las asociaciones de bomberos forestales de Castilla y León (2025).
Informes de la Fundación Pau Costa sobre gestión forestal y prevención de incendios en España.
Declaraciones públicas y hemeroteca de las Cortes de Castilla y León (2022-2025).
Noticias de prensa regional (El Norte de Castilla, Eldiario.es CyL, Europa Press) sobre las movilizaciones de bomberos forestales.
✍️ Dr. Ney Briones Zambrano
Director Ejecutivo Movimiento Pluricultural Quinta Región
Redactor en Red Conecta Ecuador Noticias / Substack