Ley Verde, Traición Negra: Cuando proteger la naturaleza significa entregarla
“Ley de Áreas Protegidas: lo llaman conservación, pero huele a concesión.”
¿Qué se está votando a espaldas del país?
El 10 de julio de 2025, en tiempo récord y bajo el escudo de una supuesta “urgencia económica”, la Asamblea Nacional del Ecuador aprobó la Ley Orgánica para el Fortalecimiento de las Áreas Protegidas. Con 80 votos a favor, el gobierno de Daniel Noboa logró su tercera ley urgente en menos de dos meses. Todo parece ir bien… salvo por un pequeño detalle: las organizaciones indígenas no fueron consultadas, las comunidades afectadas fueron ignoradas y la Constitución fue vulnerada.
Lo que se presenta como protección ambiental es, en realidad, una vía libre para concesiones privadas, entrega de territorios y debilitamiento del control comunitario. Lo más preocupante: el bloque de Pachakutik, históricamente defensor de los derechos de los pueblos originarios y la naturaleza, volvió a votar junto al oficialismo. Una nueva traición política. Una vieja historia de oportunismo y abandono.
1. “Urgente” para el capital, no para el pueblo
Ya es costumbre en este gobierno legislar con carácter de “urgencia económica”, como si la democracia fuera un estorbo y el diálogo ciudadano, una pérdida de tiempo. En menos de dos meses, tres leyes de alto impacto han sido aprobadas a velocidad de rayo, sin oxígeno para el debate.
Esta última, que supuestamente fortalece las áreas protegidas, fue redactada sin consulta previa a los pueblos, sin diálogo con expertos, sin escuchar a la Amazonía.
¿El motivo? Porque no hay tiempo que perder… cuando el objetivo es abrir la puerta al capital privado.
Lo urgente no es proteger la selva. Lo urgente es explotarla.
2. Control centralizado, participación eliminada
La ley transfiere el control normativo directamente al Ejecutivo. Es decir: menos democracia, menos soberanía local, menos gobernanza indígena.
Territorios protegidos por siglos por las comunidades serán ahora administrados desde despachos urbanos, ajenos al territorio, lejanos a la vida real de quienes cuidan la biodiversidad.
¿Qué queda de una área protegida cuando se le quita la voz a quienes la habitan? Solo un eslogan verde… para pintar de progreso lo que huele a despojo.
3. Concesiones privadas: la privatización sin decir “privatización”
Valentina Centeno, ponente del proyecto, afirma que “la ley prohíbe la privatización”. Lo repiten como si bastara decirlo para que se volviera verdad.
Pero el texto permite delegar funciones, entregar concesiones, crear fideicomisos y alianzas público-privadas sin control.
Se prohíbe la venta directa, pero se abre la puerta al usufructo permanente. Se niega la explotación, pero se permite el “desarrollo turístico”.
El lenguaje jurídico está lleno de "podrá" donde debería decir "deberá". Ambigüedad que sirve al poder, no a la gente.
¿Soberanía ambiental? Pura retórica embotellada para inversionistas.
4. Pachakutik: del bastón de mando al bastón del gobierno
Y quizás lo más doloroso de todo: la mayoría del bloque de Pachakutik votó a favor de esta ley.
El mismo bloque que nació para defender la vida, el territorio, el Sumak Kawsay… hoy se alinea con quienes mercantilizan la selva. Votaron con el gobierno. Y lo hicieron en silencio.
La complicidad no necesita ruido. Solo votos y olvido.
5. El telón de fondo: escándalos y distracción
Mientras se aprobaba esta ley, la atención mediática estaba centrada en otro escándalo: un proyecto legislativo que buscaba reducir la edad de consentimiento sexual, propuesto por un asambleísta acusado de violación.
Mientras el país debatía entre el morbo y la indignación, la ley ambiental fue aprobada sin ruido, blindada por la distracción.
¿Casualidad o estrategia? En política, nada es inocente. Y cuando se legisla contra el pueblo, lo importante siempre se esconde tras el show.
¿Y ahora qué? Preguntas que debemos hacernos como país
¿Queremos un país donde las leyes ambientales se redacten sin consultar a quienes más protegen la naturaleza?
¿Vamos a seguir permitiendo que se legisle para el capital, mientras se ignora la Constitución y los tratados internacionales?
¿Cuántas veces más permitiremos que quienes fueron elegidos para defendernos voten en nuestra contra?
¿Estamos dispuestos a callar cuando lo que se entrega no es solo territorio, sino el futuro mismo?
Este artículo no solo busca informar. Busca sacudir, despertar, indignar y movilizar.
No estamos ante una simple ley. Estamos ante una forma de gobernar que normaliza el despojo con discursos bonitos y manos sucias.
Compártelo. Discútelo. Llévalo a tu comunidad, a tu organización, a tu red.
La naturaleza no se vende. La memoria no se entrega. La resistencia sigue viva.
Dr. Ney Briones Zambrano
Director Ejecutivo del Movimiento Pluricultural Quinta Región
Redactor en Substack