León sale a la calle para exigir la dimisión de Mañueco y Quiñones por la gestión de los incendios
Tres mil leoneses se han concentrado en la capital para exigir responsabilidades, pidiendo la dimisión de los responsables políticos y la declaración del nivel 3 de emergencia.
Contextualización
León, una provincia arrasada por incendios forestales, ha sido testigo de una de las protestas más masivas y cargadas de indignación que se recuerdan. Más de tres mil leoneses se han manifestado exigiendo no solo la dimisión de Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León, y Juan Carlos Quiñones, consejero de Medio Ambiente, sino también una respuesta que, hasta ahora, ha brillado por su ausencia. La crítica, tajante y clara, es una: la incapacidad de gestionar una emergencia predecible.
Y todo esto ocurre mientras los responsables políticos, entre selfies y declaraciones vacías, tratan de evadir responsabilidades. La demanda no es solo política, es un grito de desesperación: "¡Queremos más prevención, no más promesas!"
I. La gota que colmó el vaso: una crisis anunciada
Si bien los incendios que han arrasado León en este verano podrían parecer una tragedia natural inevitable, la realidad es mucho más sombría. Esta catástrofe estaba anunciada, y no precisamente por el cambio climático, sino por años de políticas públicas irresponsables que se han centrado en la privatización y en recortar presupuesto para lo que realmente importa: la prevención. ¿Por qué invertir en la prevención si se pueden seguir llenando los bolsillos con contratos millonarios para empresas privadas que, como era de esperar, han demostrado ser completamente ineficaces?
La crisis que ahora estamos viviendo no es un accidente, es el resultado directo de una gestión incompetente y desconectada de la realidad. Los incendios no son un fenómeno impredecible; lo impredecible es la forma en que se ha gestionado el riesgo: tarde, mal y nunca.
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II. Mañueco y Quiñones: responsables de la inacción
Alfonso Mañueco y Juan Carlos Quiñones son los encargados de una gestión que, si tuviera que calificarse, más bien sería "inacción institucionalizada". El presidente de la Junta, Mañueco, ha sido una especie de espectador en esta crisis. Mientras las llamas avanzaban, él se limitaba a ofrecer declaraciones sin sustancia y a hacer lo que mejor sabe hacer: evadir responsabilidades. Lo único que ha estado a la altura de la emergencia ha sido su afán por mantenerse alejado de la zona cero, como si las cámaras de los medios no le permitieran estar en el lugar más oportuno.
Y Quiñones, el consejero de Medio Ambiente, se ha comportado de forma similar, mostrando una descoordinación total. Mientras la gente de León luchaba por salvar sus hogares, Quiñones se limitaba a ofrecer disculpas vacías y promesas de "mejoras futuras". Y eso es lo que más molesta: las promesas que nunca se cumplen.
Ambos deben dimitir no porque sea lo políticamente correcto, sino porque la vergüenza de su gestión debería ser suficiente para que den un paso atrás. Pero no se engañen, lo que realmente les molesta no es la crisis, sino que los leoneses hayan despertado.
III. La privatización: un peligro para la vida y el medio ambiente
Privatizar la prevención de incendios es una de las decisiones más polémicas de la gestión de Mañueco y Quiñones. Y no es una casualidad que, tras esta decisión, los recursos sean cada vez más escasos. En lugar de invertir en un sistema público robusto que pueda responder ante emergencias, han optado por delegar el trabajo en empresas privadas que, como era de esperar, no han dado la talla.
Estas empresas no están en la lucha contra los incendios por vocación, están allí para ganar dinero. Mientras los incendios arrasaban tierras y bosques, las empresas contratadas por la Junta se ocupaban de salvar lo que quedaba... de sus contratos. Los resultados son devastadores: la privatización ha fracasado, y con ello, ha fracasado la seguridad de los ciudadanos.
IV. La respuesta tardía: ¿por qué la Junta no actuó antes?
Lo que ocurrió en los primeros días de la crisis fue un desfile de incompetencia. La Junta, consciente de que los incendios eran una amenaza real, no hizo nada hasta que las llamas ya estaban fuera de control. ¿Por qué se esperaron tanto? ¿Por qué la declaración del nivel 3 de emergencia llegó cuando ya no había nada más que proteger?
Aquí no hay excusas. La Junta sabía lo que se venía, pero se sentó a esperar que el desastre ocurriera para salir en la foto. La respuesta tardía de Mañueco y Quiñones solo confirma que, en Castilla y León, los intereses políticos siempre van por delante de las vidas de las personas.
V. La protesta: una manifestación de rabia y solidaridad
Frente a la incompetencia política, la respuesta de los ciudadanos no ha sido otra que la protesta. Más de mil leoneses se congregaron frente al Ayuntamiento para exigir la dimisión de los responsables políticos. Fue una manifestación cargada de rabia, pero también de solidaridad. Los leoneses ya no piden que los políticos se disculpen, piden que se vayan. ¿Es esto lo que se merece la gente que lo ha perdido todo? Claro que no.
La manifestación no solo fue una forma de exigir justicia, sino un recordatorio de que la política tiene un precio: el de la vida y la seguridad de los ciudadanos. No se puede jugar con eso, y Mañueco y Quiñones parecen haberlo olvidado.
VI. La lección pendiente: invertir en el futuro de León
La gran lección que deja esta tragedia es que no podemos seguir jugando a ser responsables cuando las llamas ya nos rodean. Si de algo hemos aprendido es que la prevención no solo es necesaria, es urgente. Y la política de privatización que tanto se ha ensalzado como solución ha demostrado ser una auténtica farsa.
El futuro de León depende de cambiar esta inercia política. No se puede seguir ignorando la realidad de una región cada vez más vulnerable a los incendios. La gente de León está cansada de esperar promesas vacías.
Conclusión
Lo que ha ocurrido en León no es una tragedia "natural", es una tragedia provocada por la inacción política. Mañueco y Quiñones, con su falta de visión y liderazgo, deben dimitir. No porque sea lo políticamente correcto, sino porque su gestión ha sido una burla para los leoneses. Mientras ellos se aferran a sus cargos, la gente de León sigue luchando contra las llamas. Y lo peor de todo es que la culpa de la crisis no es de un fuego que no se puede controlar, sino de unos políticos que se empeñan en no prevenirlo.
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Firmado:
Dr. Ney Briones Zambrano
Director ejecutivo, Movimiento Pluricultural Quinta Región
Redactor, Red Conecta Ecuador Noticias / Substack
Bibliografía:
Diario de León. (2025). Protestas en León: la ciudadanía exige responsabilidades por la gestión de los incendios.
El País. (2025). Castilla y León bajo fuego: los incendios que no deberían haber llegado.
Cadena SER. (2025). Crisis de incendios en Castilla y León: la gestión política que falla.
RTVE. (2025). Los incendios de León: un modelo fallido de privatización y desinversión.
El Mundo. (2025). La respuesta tardía de Mañueco ante los incendios: un análisis.