Las calles arden más que los montes: Mañueco, Quiñones y el arte de apagar con gasolina
Castilla y León protesta contra la incompetencia política que dejó arder sus bosques
Contextualización
Castilla y León arde. Y no solo por los incendios forestales que han devorado miles de hectáreas en los últimos veranos, sino también por la indignación ciudadana que se extiende desde León hasta Valladolid y Burgos. Lo que comenzó como rabia contenida en los pueblos afectados, se ha transformado en protestas urbanas que claman la dimisión de Alfonso Fernández Mañueco, presidente autonómico del PP; de su consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones; y del delegado territorial, Ángel Arranz.
El trasfondo es tan doloroso como revelador: recursos autonómicos contra incendios permanecieron bloqueados mientras el propio Mañueco pedía auxilio al Gobierno de Pedro Sánchez; se rechazó una ley que habría profesionalizado a los bomberos forestales; y, para colmo, algunos dirigentes de la Junta justificaron la parálisis acusando a la normativa de ser un supuesto “panfleto ideológico de género”.
La ciudadanía no protesta solo contra la mala gestión de un verano: protesta contra años de desidia, improvisación y desprecio hacia la realidad rural.
I. El fuego como metáfora del desgobierno
Los incendios forestales son siempre una prueba de gobierno. Exigen anticipación, coordinación y, sobre todo, respeto por la tierra y quienes la habitan. Castilla y León, en cambio, se ha convertido en ejemplo de lo contrario: bosques reducidos a ceniza mientras la Junta se movía tarde y mal.
La inacción de Mañueco no fue un accidente: fue una elección. Con alertas meteorológicas anunciadas, con informes técnicos disponibles y con experiencias previas de incendios devastadores, el Ejecutivo no supo —o no quiso— activar a tiempo el nivel 3 de emergencia, que habría permitido contar con más medios humanos y materiales.
Lo que ardió no fueron solo los pinares: ardió la confianza ciudadana en sus gobernantes.
II. El teatro del victimismo político
Mañueco siguió el manual clásico del político que falla: convertir la negligencia en victimismo. En lugar de asumir errores, optó por culpar al Gobierno central, exigiendo más medios mientras mantenía los suyos paralizados.
El resultado es grotesco: un presidente que se presenta como defensor de su tierra cuando, en realidad, es quien no utilizó las herramientas que tenía a su alcance. Es como un capitán que grita al puerto para que le envíen más cubos de agua mientras los suyos se pudren en la bodega.
III. Bomberos sin ley, montes sin futuro
El rechazo de PP y Vox a la ley de bomberos forestales en Castilla y León es la muestra más clara de que el problema no es coyuntural, sino estructural. Esa ley habría garantizado estabilidad laboral, formación especializada y una plantilla permanente capaz de anticipar y responder mejor a las emergencias.
Sin embargo, la coalición prefirió mantener un sistema precario y estacional, condenando a los bomberos a la interinidad y a los montes a la vulnerabilidad. Esta decisión, más allá de la ideología, es un suicidio ecológico y económico: cada hectárea arrasada supone perder biodiversidad, turismo, agricultura y futuro.
IV. La excusa más ridícula: el “panfleto ideológico de género”
Entre todas las justificaciones posibles, el Gobierno autonómico eligió la más delirante: atribuir la falta de recursos a que las normativas incluían un supuesto “panfleto ideológico de género”.
La frase, que podría parecer un mal chiste de sobremesa, se dijo en serio. Y con ella, la Junta no solo ridiculizó el debate político: insultó a los bomberos que luchaban con medios insuficientes, a los vecinos que veían arder sus casas y a la inteligencia colectiva de la ciudadanía.
La igualdad de género nunca ha impedido apagar incendios. Lo que sí lo hace es la incompetencia política.
V. Francisco Igea y la vergüenza ajena
El exvicepresidente de la Junta, Francisco Igea, fue contundente: la gestión de Mañueco le produce “vergüenza”. Y es que la vergüenza resume lo que muchos ciudadanos sienten: no solo se trata de negligencia, sino de deshonestidad política.
Cuando se comete un error, lo mínimo es pedir perdón y asumir consecuencias. Pero en Castilla y León nadie dimitió, nadie reconoció fallos y nadie mostró respeto por los pueblos que se quedaron rodeados de humo y ceniza.
VI. La ciudadanía toma la palabra
Lo que no hacen los gobernantes, lo hacen las calles. Desde León a Valladolid, pasando por Burgos, las manifestaciones crecen. La ciudadanía exige responsabilidades, y lo hace con una claridad meridiana: quieren dimisiones.
Estas protestas son más que rabia: son un recordatorio de que la democracia no termina con un voto cada cuatro años. La política se construye también en la calle, reclamando cuentas a quienes han convertido una tragedia natural en un espectáculo de incompetencia.
Conclusión
El fuego es implacable, pero la incompetencia política lo agrava hasta lo insoportable. Castilla y León ha visto cómo sus bosques, su patrimonio natural y la seguridad de su gente quedaban a merced de un gobierno que ni previno, ni reaccionó, ni asumió errores.
Mañueco y Suárez-Quiñones han demostrado que para ellos la gestión es un acto de propaganda, no de responsabilidad. Mientras tanto, los ciudadanos levantan la voz para que el humo de los incendios no tape la verdad: Castilla y León merece gobernantes que protejan su tierra, en lugar de gobernantes que convierten cada emergencia en un teatro de excusas.
La calle ya lo ha dicho: dimisión. Y esta vez, el eco no se apaga con un simple parte de prensa.
Bibliografía
El País. “Las protestas en Castilla y León exigen la dimisión de Mañueco y Quiñones por su gestión de los incendios”.
El Diario.es. “Francisco Igea sentencia a Mañueco: ‘Me da vergüenza’”.
Público. “Mañueco pidió ayuda a Sánchez mientras mantenía recursos autonómicos sin utilizar”.
Infolibre. “PP y Vox bloquean la ley de bomberos forestales en Castilla y León”.
Cadena SER. “Excusas ridículas: el Gobierno de Mañueco culpa al ‘panfleto ideológico de género’”.
✍️ Dr. Ney Briones Zambrano
Red Conecta Ecuador Noticias / Substack
Director Ejecutivo Movimiento Pluricultural Quinta Región