La culpa es de Correa: el eslogan infinito. Blame Correa: The Infinite Slogan
Cómo un expresidente se convirtió en el chivo expiatorio permanente del Ecuador How a former president became Ecuador’s permanent scapegoat
Por Dr. Ney Briones Zambrano
Directo ejecutivo movimiento pluricultural Quinta Región.
Redactor Ecuador conecta noticias.
🇪🇨 VERSIÓN EN ESPAÑOL
Introducción
En Ecuador, hay frases que se repiten como letanías. Una de ellas, inmortal desde hace más de una década, es: “La culpa es de Correa”. Se ha convertido en un mantra que sobrevive a los años, a los gobiernos, a las crisis y a los escándalos. Un mantra funcional, versátil, resistente a la verificación… y al sentido común.
Pero, ¿ qué hay detrás de esta frase? ¿Es Correa el origen absoluto de todos los males del país? ¿O estamos frente a un eslogan político perpetuo, reciclado por las élites que se negaron a asumir su propia responsabilidad histórica?
Este artículo no busca absolver a Rafael Correa ni desconocer los aspectos “considerados” más oscuros de su gobierno. Pretende, más bien, desmontar el uso manipulador de su figura como chivo expiatorio universal, especialmente por parte de actores políticos que, tras su caída, han profundizado el desastre nacional.
El origen del eslogan
Rafael Correa gobernó Ecuador entre 2007 y 2017. Con una retórica desafiante, nacionalizó sectores estratégicos, impulsó obras públicas y transformó el modelo de inversión social. Su figura dividió al país entre fervientes admiradores y críticos implacables.
Desde sus primeros años de gobierno, sectores empresariales, medios tradicionales y grupos de poder político iniciaron una campaña permanente para erosionar su legitimidad. No por sus errores, sino por haberlos desplazado del poder. Es en ese contexto donde nace la consigna: “la culpa es de Correa”.
Durante su mandato se cometieron errores graves, se ejerció un liderazgo personalista y confrontativo, y se ejecutaron actos de corrupción que deben ser juzgados. Pero atribuirle la responsabilidad de cada hecho trágico, cada crimen, cada déficit institucional o cada crisis ocurrida años después de su salida del poder, es no solo un despropósito político, sino una estrategia deliberada para no rendir cuentas.
Contexto histórico y legado de Correa
Década de Gobierno (2007–2017)
Rafael Correa implementó políticas sociales ambiciosas, fortaleció el rol del Estado y modernizó infraestructuras. Su gobierno, conocido como la Revolución Ciudadana, se caracterizó por una fuerte inversión pública en sectores clave como salud, educación y obras públicas.
Se triplicó el presupuesto en educación, reduciendo el analfabetismo del 9,3% en 2007 al 2,7% en 2009.
En salud, la inversión superó los 15.000 millones de dólares entre 2008 y 2016, multiplicando por cinco el gasto medio anual en sanidad respecto al periodo 2000–2006.
La mortalidad infantil disminuyó de 24,4 por cada 1.000 nacidos vivos en 2005 a 18,3 en 2015.
(Fuente: Wikipedia)
Aspectos positivos
Reducción de la pobreza del 36,7% en 2007 al 22,5% en 2014.
Renegociación de la deuda externa y aumento del gasto social.
Disminución de la tasa de homicidios de 18 por cada 100.000 habitantes en 2011 a 5,8 en 2017, convirtiendo a Ecuador en uno de los países más seguros de América.
Aspectos polémicos y cuestionables
Un análisis serio requiere reconocer que el correísmo acumuló poder y cometió excesos:
Corrupción estructural: Algunos casos de corrupción. Su exvicepresidente Jorge Glas fue condenado por asociación ilícita en la trama Odebrecht y actualmente cumple una nueva pena por el caso Sobornos 2012–2016.
(Fuente: BBC Mundo)Sentencia contra el propio Correa: En 2020 fue condenado a ocho años de prisión por cohecho en el caso Sobornos, bajo el polémico argumento de “influjo psíquico”, formulado por la fiscal Diana Salazar. Reside en Bélgica y tiene orden de captura internacional.
(Fuente: El País)Censura y ataques a la prensa: El caso más simbólico fue la demanda contra Diario El Universo, que terminó en una sentencia de tres años de prisión para sus directivos y una multa de 40 millones de dólares por una columna de opinión crítica.
(Fuente: BBC Mundo)Estilo autoritario y concentración de poder: Reformas constitucionales, cooptación del Consejo de Participación Ciudadana y uso intensivo de cadenas nacionales reforzaron un hiperpresidencialismo que debilitó los contrapesos democráticos.
¿Y después de Correa?
Desde 2017, Ecuador ha tenido tres presidentes: Lenin Moreno, Guillermo Lasso y Daniel Noboa. Cada uno ha recurrido al “culpó metro” de Correa como coartada:
Moreno, elegido por el correísmo, giró radicalmente hacia la derecha, persiguió a su exaliado y desmanteló sin rumbo gran parte de lo construido.
Lasso, prometiendo eficiencia empresarial, se hundió en corrupción, desgobierno y dejó al país bajo el control del crimen organizado.
Noboa, con su discurso juvenil y “mano dura”, repite el guion: show mediático, represión sin estrategia y economía en caída libre.
¿La culpa es de Correa… o de todos los que vinieron después?
Ecuador vive hoy su peor crisis en décadas: violencia desbordada, servicios públicos colapsados, migración masiva, sistema judicial deslegitimado. ¿Sigue teniendo sentido culpar al expresidente que dejó el cargo hace ocho años, como si todo lo posterior fuera una consecuencia automática de su mandato?
Usar el pasado como coartada infinita es una forma de manipulación política, de distracción mediática y de irresponsabilidad institucional. Gobernar es asumir decisiones, no esconderse detrás del fantasma del anterior.
Psicología de masas y construcción del chivo expiatorio
La ciencia política identifica varios mecanismos que explican el apego a consignas simplistas:
Efecto chivo expiatorio: Señalar a Correa desvía la atención y diluye responsabilidades.
Sesgo de confirmación: Quienes detestan a Correa consumen solo información que valida su odio, reforzando el estigma.
Dinámica de grupo: Repetir el eslogan crea cohesión interna en la oposición, aunque carezca de sentido.
Así, la frase “la culpa es de Correa” ya no explica nada. No ilumina el presente, no propone soluciones y no permite avanzar. Es como culpar al clima por reprobar un examen: infantil, inútil, pero útil para quienes no quieren rendir cuentas.
Como bien ilustra el popular libro La culpa es de la vaca, la búsqueda de un chivo expiatorio es una forma cómoda y hasta perezosa de evadir la responsabilidad propia. Allí se explica que mientras algunos señalan al otro como culpable, nadie toma la decisión difícil de actuar y cambiar la realidad. En Ecuador, esa vaca sigue campando, y el mantra “la culpa es de Correa” se ha vuelto el mejor disfraz para no encarar los problemas actuales con sentido común ni con valentía.
Conclusión
El correísmo debe ser debatido, criticado y evaluado con rigor. Pero también deben serlo quienes lo combatieron para ocupar su lugar… y fracasaron aún peor.
Este texto no pretende defender ni demonizar a Rafael Correa. En un país tan polarizado, ya se encargan de eso los militantes de uno y otro lado. El objetivo es ofrecer un marco de análisis serio, apoyado en teoría política, antropología y psicología social.
Quienes descubren la política ecuatoriana por primera vez encontrarán aquí una explicación de por qué “la culpa es de Correa” ha calado tan hondo. Y por qué, si seguimos atrapados en esa consigna, Ecuador seguirá siendo un país sin futuro… y sin responsables actuales.
🇺🇸 ENGLISH VERSION
Blame Correa: The Infinite Slogan
How a former president became Ecuador’s permanent scapegoat
By Dr. Ney Briones Zambrano
Executive Director of the Quinta Región Movement.
Contributor at Ecuador Conecta Noticias.
Introduction
In Ecuador, some phrases echo like liturgies. One of them—immortal for over a decade—is: “Blame Correa.” It has become a mantra that survives presidents, crises, and scandals. A functional, versatile slogan—resistant to fact-checking… and to common sense.
But what lies behind this phrase? Is Correa truly the origin of all the country’s ills? Or are we witnessing a perpetual political slogan, recycled by elites unwilling to acknowledge their own historical responsibility?
This article does not aim to absolve Rafael Correa or ignore the darker chapters of his administration. Rather, it seeks to dismantle the manipulative use of his figure as a universal scapegoat—especially by political actors who, after his fall, have deepened Ecuador’s national collapse.
The Origins of the Slogan
Rafael Correa governed Ecuador from 2007 to 2017. With defiant rhetoric, he nationalized strategic sectors, promoted public works, and reshaped the model of social investment. His leadership split the nation between fervent supporters and fierce critics.
From the early years of his presidency, business elites, mainstream media, and political power groups launched a sustained campaign to undermine his legitimacy—not because of his mistakes, but because he displaced them from power. It was in this context that the slogan was born: “Blame Correa.”
During his presidency, serious errors were made: a personalist and confrontational leadership style, and corruption scandals that must be prosecuted. But blaming him for every tragedy, crime, institutional failure, or crisis years after he left office is not only politically misguided—it’s a deliberate strategy to avoid accountability.
Historical Context and Correa’s Legacy
A Decade in Power (2007–2017)
Correa implemented ambitious social policies, strengthened the state’s role, and modernized infrastructure. His government, known as the Citizens' Revolution, was marked by major public investment in health, education, and public works.
The education budget tripled, cutting illiteracy from 9.3% in 2007 to 2.7% in 2009.
Health spending exceeded $15 billion between 2008 and 2016, five times the average annual investment between 2000–2006.
Infant mortality dropped from 24.4 per 1,000 live births in 2005 to 18.3 in 2015.
(Source: Wikipedia)
Positive Achievements
Poverty reduction from 36.7% in 2007 to 22.5% in 2014.
Renegotiation of foreign debt and increased social spending.
Homicide rate dropped from 18 per 100,000 in 2011 to 5.8 in 2017, making Ecuador one of the safest countries in the Americas.
Controversial and Questionable Aspects
A serious analysis must also acknowledge that Correa’s administration accumulated power and overstepped limits:
Structural corruption: Multiple corruption cases. Former Vice President Jorge Glas was convicted for illicit association in the Odebrecht case and is serving another sentence for the 2012–2016 Bribery Case.
(Source: BBC Mundo)Conviction of Correa himself: In 2020, he was sentenced to eight years in prison for bribery in the Bribery Case, based on the controversial theory of “psychic influence” introduced by prosecutor Diana Salazar. He now resides in Belgium and faces an international arrest warrant.
(Source: El País)Censorship and attacks on the press: The most symbolic case was the lawsuit against Diario El Universo, resulting in a three-year prison sentence for its executives and a $40 million fine for a critical opinion column.
(Source: BBC Mundo)Authoritarian style and concentration of power: Constitutional reforms, co-optation of the Citizens' Participation Council, and heavy use of national broadcasts reinforced a hyper-presidential system that weakened democratic checks and balances.
And After Correa?
Since 2017, Ecuador has had three presidents: Lenín Moreno, Guillermo Lasso, and Daniel Noboa. Each has used the “Correa blame meter” as a political crutch:
Moreno, elected by Correa’s party, made a sharp rightward turn, persecuted his former ally, and dismantled much of what had been built—without direction.
Lasso, promising business-like efficiency, sank into corruption, mismanagement, and left the country in the grip of organized crime.
Noboa, with youthful rhetoric and a “tough on crime” stance, repeats the script: media spectacle, repression without strategy, and a collapsing economy.
Is It Correa’s Fault… or Everyone Who Came After?
Today, Ecuador is in its worst crisis in decades: rampant violence, collapsed public services, mass migration, and a discredited judiciary. Does it still make sense to blame a former president who left office eight years ago, as though everything that followed was an automatic result of his rule?
Using the past as an endless excuse is a form of political manipulation, media distraction, and institutional cowardice. Governing means making decisions—not hiding behind the ghost of a predecessor.
Mass Psychology and the Scapegoat Mechanism
Political science identifies several mechanisms that explain the attachment to simplistic slogans:
Scapegoat effect: Blaming Correa shifts attention and diffuses accountability.
Confirmation bias: Those who loathe Correa consume only information that reinforces their hatred, strengthening the stigma.
Groupthink: Repeating the slogan creates internal cohesion in the opposition, even if it lacks meaning.
In the end, the phrase “Blame Correa” no longer explains anything. It sheds no light on the present, offers no solutions, and prevents progress. It's like blaming the weather for failing a test: childish, useless, but convenient for those who won’t take responsibility.
As aptly illustrated in the popular book The Cow Is to Blame, the search for a scapegoat is a convenient—and even lazy—way to avoid taking personal responsibility. The book explains that while many point fingers at others, few are willing to make the difficult choice to act and change reality. In Ecuador, that cow still roams freely, and the mantra “it’s Correa’s fault” has become the perfect disguise for avoiding today’s problems with either common sense or courage.
Conclusion
Correa’s presidency must be debated, criticized, and rigorously evaluated. But so must those who fought to replace him… and failed even worse.
This article is not meant to defend or demonize Rafael Correa. In a country as polarized as Ecuador, that’s already handled by militants on both sides. The goal is to offer a serious analytical framework, grounded in political theory, anthropology, and social psychology.
For those encountering Ecuadorian politics for the first time, this is an explanation of why “Blame Correa” runs so deep—and why, if we remain trapped in that slogan, Ecuador will continue to be a country with no future… and no accountable leaders.