Ética a lo Choro: la traición con poncho y curul
Cuando la lealtad se subasta al poder de turno, hasta los principios ancestrales terminan de saldo en la Asamblea
Por Dr. Ney Briones Zambrano
director ejecutivo del Movimiento Pluricultural Quinta Región
Redactor de Ecuador conecta noticias.
La ética en la Asamblea Nacional del Ecuador ha sido siempre una especie de animal mitológico: todos hablan de ella, pero nadie la ha visto. Y cuando creíamos que no podíamos caer más bajo, aparece el asambleísta Segundo Manuel Choro Duchi, de Pachakutik, designado como quinto integrante de la Comisión de Ética (CAL), como si fuera la encarnación misma de los principios ancestrales. Ironía fina o burla descarada, aún no lo sabemos. Lo cierto es que la palabra "ética" ha sido asaltada a plena luz del pleno.
¿Y quién lo mocionó? Nada más y nada menos que un legislador oficialista. Sí, el señor Choro fue promovido al cargo por la misma bancada con la que su partido, supuestamente antineoliberal, no debería tener ni un mate en común. Pero ya se sabe: en tiempos de pactos ocultos y curules calientes, hasta el poncho puede servir de alfombra roja para los acuerdos.
Recordemos que Choro votó alineado al oficialismo, contradiciendo las posturas históricas del movimiento indígena y traicionando —sin sonrojo— a sus votantes y a las bases que alguna vez creyeron que Pachakutik era algo más que un membrete electoral.
Esto no es nuevo. Lo vimos cuando seis asambleístas de Pachakutik apoyaron abiertamente al gobierno de Daniel Noboa, confirmando una alianza que fue avalada públicamente por el ministro de Gobierno, José de la Gasca. Mientras tanto, Leónidas Iza, presidente de la CONAIE, se desmarca con una frase lapidaria: “No todos somos iguales; yo no me vendo”. Pero el daño está hecho. Y el movimiento indígena sigue siendo usado como escalera por sus supuestos representantes, que suben al poder para luego patear el suelo que los vio nacer.
Como si fuera poco, la segunda vicepresidencia de la Asamblea fue otorgada a la asambleísta Carmen Tiupul Urquizo de Pachakutik, confirmando que el oficialismo no solo se alía con parte de la bancada indígena, sino que la coloca en posiciones clave, a cambio de votos que rompen con cualquier coherencia política o ética.
¿Cómo puede integrar un comité de ética un político que ha traicionado a su movimiento y vota en contra de los intereses que supuestamente representa? En cualquier democracia seria, eso se llamaría transfuguismo. En Ecuador, se llama designación legítima por mayoría. Y luego se preguntan por qué la gente no cree en la Asamblea.
Porque claro, en este país, la ética no se mide por principios, sino por votos sumados al oficialismo. Y mientras tanto, la representación indígena es convertida en moneda de cambio. Ya no importa lo que piensen las bases, ni las luchas históricas, ni los pueblos que caminan días para llegar a una urna. Lo único que importa es quedar bien con el poder de turno y asegurarse un espacio en el CAL, aunque sea sobre los escombros de la coherencia política.
El caso de Choro no es un accidente: es el síntoma de un movimiento que ha perdido el rumbo, atrapado entre el oportunismo y la falta de liderazgo ético. Hoy los ponchos se lucen en los curules, pero ya no representan resistencia, sino complicidad.
Y lo peor de todo es que nadie da la cara con vergüenza. Ni siquiera cuando sus propios colegas los critican por dentro. Porque en el Ecuador político de hoy, la traición no es sancionada, es premiada. Y si tienes apellido de doble sentido, mejor: así nadie sabe si estás haciendo política o contando un mal chiste.
La historia, sin embargo, no olvida. Y las comunidades tampoco.
¿Qué opinas tú? ¿Crees que Pachakutik puede recuperar su camino o seguirá siendo un teatro de traiciones? Comenta y comparte este artículo para que más personas conozcan la verdad detrás del poder.