El precio de una traición: la expulsión de los seis asambleístas de Pachakutik
Traición legislativa: cómo seis asambleístas vendieron a su pueblo
Contextualización
En un país donde las instituciones suelen maquillarse para encubrir sus grietas, la CONAIE ha hecho lo impensable: hablar claro, actuar con coherencia y ejercer autoridad moral. En su VIII Congreso, la organización indígena más representativa del Ecuador resolvió expulsar a seis asambleístas de Pachakutik por traicionar los principios del movimiento al votar a favor de leyes del gobierno de Daniel Noboa que vulneran derechos colectivos, criminalizan la protesta y abren la puerta a más extractivismo sin el consentimiento de los pueblos.
Los nombres ya son parte del expediente político de la deslealtad: Cecilia Baltazar (Zamora Chinchipe), Carmen Tiupul (Cañar), Manuel Choro (Bolívar), Fernando Nantipia (Morona Santiago), José Luis Nango (Napo) y Edmundo Cerda (Tungurahua). No se trata de una simple diferencia de criterios; es una fractura ética. Llegaron al poder gracias a la lucha del movimiento indígena, pero hoy votan junto al bloque oficialista de Acción Democrática Nacional (ADN), consolidando una alianza vergonzosa con el proyecto político de Noboa.
Desde hace meses he venido denunciando esta deriva política. En una serie de artículos —“Ley verde, traición negra”, “Fiscalización selectiva”, “Que vayan a expulsar a sus casas”, “Ética a lo choro” y “De los principios a las prebendas”— advertí con claridad que estos legisladores habían abandonado el mandato popular para convertirse en operadores parlamentarios del poder.
La CONAIE ha tomado una decisión histórica: depurar sus filas y defender el sentido original de su lucha. Ahora queda por ver si el Movimiento Pachakutik estará a la altura del momento o se hundirá con ellos.
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I. Del bastón al puñal
Cuando los elegidos del pueblo se convierten en verdugos de su propia gente
Estos seis nombres no son una simple lista. Son el rostro de una traición institucionalizada. Baltazar, Tiupul, Choro, Nantipia, Nango y Cerda fueron elegidos como voceros de los pueblos y nacionalidades indígenas. Pero decidieron vender esa representación para convertirse en fichas del engranaje oficialista.
No se puede sostener el bastón de mando con una mano y firmar con la otra leyes que militarizan, privatizan y silencian. La traición no fue ideológica, fue estructural: pactaron con quienes ven al movimiento indígena como un obstáculo, no como un sujeto político de transformación.
II. Noboa: el aprendiz de Lasso y Bukele
El marketing de la seguridad y la represión como disfraz de poder absoluto
Noboa no gobierna: construye una narrativa de show político donde la represión se disfraza de orden y el extractivismo se vende como “desarrollo”. Y estos seis asambleístas han sido funcionales a esa operación. Han respaldado leyes que han convertido al Ecuador en un laboratorio de militarización institucionalizada.
Ellos le dan a Noboa lo que él necesita: legitimidad. Y a cambio reciben favores, puestos, presupuestos y promesas de “proyección política”. Pero el pueblo no es tonto. Observa. Recuerda. Y cuando llegue el momento, pasará factura.

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III. ¿Quién los eligió? ¿A quién representan ahora?
Cuando la curul sirve más al poder que al pueblo
El mandato que les dio el voto popular no fue para arrodillarse ante el Ejecutivo, sino para defender el territorio, la vida, el agua y los derechos colectivos. Pero su lealtad se trasladó de los territorios a los escritorios del poder.
¿En qué momento dejaron de escuchar a sus comunidades? ¿Cuándo se convencieron de que “gestionar” era más importante que “representar”? Esas son las preguntas que los pueblos indígenas les gritan hoy desde cada rincón del país.
IV. La traición no se amnistía
La historia no olvidará a quienes se vendieron por migajas de poder
Como escribí hace unas semanas: “la traición no necesita balas, basta con un clic en el tablero de la Asamblea”. Estos seis legisladores han sido coherentes con la incoherencia. Y eso es letal para cualquier proceso colectivo.
No hay retorno posible cuando se prioriza el interés personal sobre el mandato comunitario. La CONAIE hizo lo correcto: marcar un límite. Ahora le corresponde al Movimiento Pachakutik decidir si se limpia o se hunde junto a ellos.
V. Un movimiento que se depura para seguir de pie
Expulsar no es dividir, es sanar
La narrativa oficialista querrá imponer la idea de que “el movimiento indígena se fragmenta”. Pero no. Lo que se fragmenta es la mentira. El VIII Congreso de la CONAIE ha sido un acto de purificación política, una señal de que hay principios que no se negocian.
Cada traición también es una oportunidad de reconstrucción. Lo importante es no caer en el cinismo de la tolerancia al oportunismo. Pachakutik tiene ahora una decisión histórica: o regresa a sus raíces o se convierte en otro brazo funcional del poder.
VI. A los pueblos, claridad. A los traidores, memoria
Esto no es una simple noticia. Es un grito de advertencia
El movimiento indígena no puede ser utilizado como trampolín electoral. Quien quiera representarlo debe vivir su lucha, sentir su historia, honrar su dignidad. Y quien lo traiciona, debe asumir las consecuencias políticas, éticas y públicas.
Esto no se trata de venganza. Se trata de justicia histórica. De ética política. De coherencia.
Conclusión: Ni perdón ni olvido
La expulsión de estos seis asambleístas es un acto de defensa política de la dignidad colectiva. No es un ajuste de cuentas. Es un ajuste con la historia.
Y como he sostenido en mis análisis anteriores: la traición no puede convivir con la lucha. Hoy, los pueblos indígenas se levantan una vez más, no solo contra el gobierno que los reprime, sino también contra quienes los traicionan desde dentro.
La lucha sigue. Pero más clara. Más limpia. Más firme.
Dr. Ney Briones Zambrano
Director Ejecutivo del Movimiento Quinta Región
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