El Gordo Tacuri: el cerebro detrás de las masacres de Playas y El Empalme
Cómo un ex-Chonero caído en desgracia, ahora aliado de Los Lobos, desató una ola de sangre para vengarse de alias ‘4K’, custodio del hermano de Fito.
Prólogo narrativo
Playas, 19 de julio de 2025. El sonido de las fichas de billar y la música de fondo se mezclaban con las risas de un viernes cualquiera. En cuestión de segundos, la rutina se transformó en tragedia: once personas quedaron tendidas en el suelo, víctimas de un ataque tan brutal como sorpresivo.
Ocho días después, en El Empalme, la historia se repitió con un guion aún más sangriento. En el bar La Clínica, parroquia La Guayas, diecisiete personas fueron acribilladas en una emboscada que dejó al país paralizado.
Detrás de ambos escenarios, un mismo nombre: Emilio Fabricio “Gordo” Tacuri, exoperador de Los Choneros, ahora vinculado a Los Lobos. Sobreviviente de un atentado orquestado por alias 4K, Tacuri juró vengarse. Y en su guerra personal, los inocentes se convirtieron en carne de cañón.
I. Contextualización: Tacuri y su guerra personal
Tacuri fue durante años un operador clave de Los Choneros, hasta que un atentado casi mortal marcó un quiebre en su carrera criminal. Tras recuperarse, rompió con la banda y se acercó a Los Lobos, aunque nunca cortó del todo los lazos con antiguos aliados.
En marzo de 2025, fue capturado y enviado a prisión. Nadie ha explicado cómo recuperó la libertad. En julio, después de las masacres, militares lo localizaron en Bolívar, pero —según reveló Anderson Boscán en La Posta— lo dejaron ir a cambio de dinero.
Esa cadena de impunidad convirtió a Tacuri en un hombre libre, con sed de venganza y recursos suficientes para desatar una guerra personal que terminó costando la vida a 28 inocentes.
II. Alias 4K: el enemigo íntimo
Jorgi Alejandro Párraga Siguencia, alias 4K, no era un simple microtraficante en Posorja. Escaló rápido en el mundo del crimen organizado hasta convertirse en custodio de Ronal Javier Macías Villamar, alias Javico, hermano de Fito, el histórico líder de Los Choneros extraditado a Estados Unidos.
Ese ascenso lo transformó en pieza de confianza dentro del círculo de poder chonero, pero también en el blanco número uno de Tacuri. Para el Gordo, 4K era más que un rival: era el rostro del atentado que casi lo mata, el símbolo de la traición y del poder que le fue arrebatado.
La persecución contra él no se detendría hasta teñir de sangre a Playas y El Empalme.
III. Playas: el primer golpe
La noche del 19 de julio de 2025, la calma de General Villamil Playas se rompió en segundos. Un grupo de sicarios, con armas largas y rostros cubiertos, irrumpió en un billar del centro.
Su objetivo era alias 4K. Los informantes les habían asegurado que estaba allí. Y en efecto, alguien lo vio entrando al local minutos antes. Pero cuando los atacantes cruzaron la puerta, 4K ya se había escabullido por la parte trasera, corriendo entre los pasillos oscuros para salvar la vida.
Frustrados por la fuga, los sicarios descargaron su furia contra quienes no tenían nada que ver. Dispararon contra todo lo que se movía: hombres que jugaban billar, jóvenes que bebían cerveza, vecinos que apenas alcanzaron a reaccionar.
Cuando los tiros cesaron, once cuerpos yacían sobre el suelo, entre ellos tres funcionarios municipales. Uno de los muertos era el hijo de un concejal de la ciudad. El mensaje era inequívoco: la venganza de Tacuri no distingue entre enemigos y civiles.
Playas amaneció con el eco de los disparos aun vibrando en sus calles. El miedo, esta vez, se quedó a vivir.
IV. El Empalme: el eco de la sangre
Ocho días después, el 27 de julio, el terror viajó hacia el cantón El Empalme, en la provincia del Guayas. Allí, en la parroquia La Guayas, la gente abarrotaba el bar La Clínica, un lugar popular para bailar y beber en fin de semana.
Entre los asistentes, testigos aseguran haber visto a alias 4K. Entró, pidió unas cervezas y permaneció unos minutos en el local. Nadie sospechaba que esa breve visita marcaría la diferencia entre la vida y la muerte.
Pocos minutos después de que se marchara, una camioneta oscura se detuvo frente al bar. De ella bajaron hombres armados que, sin decir palabra, comenzaron a disparar a quemarropa contra la multitud.
El saldo fue devastador: diecisiete muertos. La música seguía sonando entre los gritos y el olor a pólvora. El ataque, tan calculado como cruel, revelaba la obsesión de Tacuri: atrapar a 4K, aunque para alcanzarlo tuviera que arrasar con todo a su alrededor.
El Empalme, como Playas, aprendió esa noche que la venganza del Gordo no se mide en enemigos caídos, sino en inocentes sacrificados.
V. La sombra de la impunidad
La historia de Gordo Tacuri no solo es la de un hombre movido por la venganza. Es también la historia de un sistema judicial y de seguridad que ha fallado repetidamente, dejando escapar a los criminales más peligrosos y permitiendo que continúen con su reinado de terror.
A pesar de su captura en marzo de 2025, Tacuri gozó de una libertad impensable. Tras ser encarcelado, nadie pudo explicar cómo obtuvo su liberación.
En julio de 2025, después de las masacres de Playas y El Empalme, fue localizado por militares en Bolívar. Pero, en lugar de ser detenido, fue liberado, según informes de La Posta, a cambio de un soborno. Esta impunidad no es un hecho aislado: es el reflejo de la debilidad del aparato judicial y de seguridad ecuatoriano frente al poder del crimen organizado.
Tacuri no es solo un capo criminal; es un producto directo de la corrupción, la falta de control y la inoperancia de las instituciones encargadas de hacer justicia. A lo largo de su carrera criminal, ha sido beneficiado por un sistema que permite que los más poderosos y sangrientos criminales sigan actuando con total impunidad.
Cada vez que el sistema le da un respiro, Tacuri fortalece su posición y extiende su influencia, arrastrando consigo a miles de vidas inocentes que caen víctimas de su venganza. En lugar de pagar por sus crímenes, recibe la protección y los recursos necesarios para continuar con su reinado de terror.
La impunidad, al final, se convierte en la herramienta principal de la violencia organizada. El Estado, al no actuar de manera firme y decisiva, da espacio a que figuras como Tacuri sigan dictando su propia ley, mientras la sociedad paga las consecuencias.
Conclusión: Tacuri, el ideólogo del terror
Hoy, todas las evidencias apuntan al mismo responsable: Gordo Tacuri. Su ruptura con Los Choneros, su alianza con Los Lobos y su juramento de venganza contra alias 4K fueron el combustible de las matanzas en Playas y El Empalme.
No fueron hechos aislados. Fueron operaciones calculadas. Dos capítulos de una misma guerra personal que arrastró a decenas de inocentes al cementerio.
La historia reciente de Ecuador confirma una lección amarga: cuando la justicia se pliega o desaparece, los capos dictan la ley. Y en esa ley, Tacuri decidió que el precio de su odio debía pagarlo toda la sociedad.
Dr Ney Briones Zambrano
Director ejecutivo Movimiento pluricultural Quinta Región.
Redactor Red Ecuador Conecta noticias /substack.
📚 Bibliografía
La Posta (2025) – Reportaje de Anderson Boscán sobre la localización y liberación de Tacuri en Bolívar.
Diario La Prensa (2025) – Informe sobre la detención y reclusión de Emilio “Gordo” Tacuri.
Primicias (2025) – Especial sobre alias 4K, su rol como custodio del hermano de Fito y las masacres en Playas y El Empalme.