Daniel Noboa y la Marcha de la Hipocresía: Cuando el Gobierno Organiza Marchas Contra Sí Mismo
La convocatoria de la marcha por la paz y la justicia en Guayaquil, por el presidente Noboa, revela las contradicciones de un gobierno incapaz de garantizar seguridad y el bienestar de los ciudadanos
I. Introducción: La marcha de la contradicción
La reciente convocatoria de una marcha ciudadana por parte del presidente Daniel Noboa en Guayaquil, con el lema de la paz y la justicia, parece ser una respuesta a las crecientes demandas sociales por un entorno más seguro. A simple vista, este podría ser un gesto político en respuesta a la inseguridad y los problemas judiciales del país. Sin embargo, al profundizar en la dinámica política del gobierno actual, nos encontramos con una contradicción flagrante: el mismo gobierno que no ha sido capaz de garantizar estos principios ahora lidera una marcha para reclamarlos.
Es una ironía que no pasa desapercibida: Noboa, como máximo representante del poder ejecutivo, parece más enfocado en proyectar una imagen de acción que en aplicar políticas efectivas que resuelvan los problemas estructurales que enfrentan los ciudadanos. La pregunta que surge es evidente: ¿por qué el propio gobierno de Noboa no es capaz de garantizar la paz y la justicia, y por qué el presidente debe convocar una marcha para pedirlo?
II. Contextualización: El antecedente de la marcha contra la Corte Constitucional
Para poner en perspectiva la contradicción de esta marcha, es necesario recordar un episodio reciente en el que el presidente Noboa lideró una movilización contra la Corte Constitucional. En esa ocasión, Noboa exigió reformas constitucionales que favorecieran los intereses políticos de su administración. Este episodio refleja una actitud del presidente que, en lugar de fortalecer las instituciones democráticas y respetar la independencia judicial, optó por debilitarlas cuando estas no se alinearon con sus intereses.
Por lo tanto, la convocatoria a una marcha por la paz y la justicia se torna un acto que carece de la coherencia necesaria para ser tomado en serio. Noboa ha mostrado una y otra vez que su gobierno parece estar más enfocado en los cálculos políticos y mediáticos que en un verdadero compromiso por resolver los problemas estructurales del país.
III. El gobierno de Noboa: La incapacidad para garantizar paz y justicia
El principal reproche que se puede hacer al gobierno de Daniel Noboa es su ineficacia para enfrentar la creciente violencia y la inseguridad que azotan al país. Las promesas de campaña sobre pacificación parecen quedar en palabras vacías cuando se confronta con la realidad del Ecuador: una crisis de seguridad que afecta a todas las capas de la sociedad. No solo no se han reducido los índices de criminalidad, sino que en muchos casos han aumentado, lo que evidencia la falta de políticas efectivas para abordar este flagelo.
Además, el sistema judicial sigue siendo uno de los mayores obstáculos para garantizar la justicia. La lentitud en los procesos, la corrupción y la impunidad son problemas estructurales profundamente arraigados que no han sido resueltos por el gobierno de Noboa. La pregunta es clara: ¿Cómo puede el presidente liderar una marcha por la paz y la justicia cuando su propio gobierno no ha sido capaz de dar respuestas eficaces a estos problemas?
IV. La paz y la justicia: ¿A quién le corresponde realmente?
La paz y la justicia no deben ser considerados conceptos abstractos ni un tema de discurso político. Son derechos fundamentales de los ciudadanos y, como tales, deben ser garantizados por quienes ocupan el poder. En este sentido, Daniel Noboa, como presidente de la República, tiene la responsabilidad de tomar decisiones políticas y estructurales que aborden la inseguridad y la corrupción en el país. Esto incluye, sin lugar a dudas, una reforma profunda al sistema judicial, un fortalecimiento real de las fuerzas de seguridad, y la implementación de políticas públicas que no solo sean populistas, sino que resuelvan las causas profundas de la violencia.
Lamentablemente, en lugar de asumir estas responsabilidades, Noboa parece optar por la vía fácil: convocar una marcha como forma de "gestionar" un problema que, en realidad, no está dispuesto a resolver. El verdadero liderazgo político no se construye a base de actos simbólicos, sino con decisiones valientes que apunten al fondo del problema.
V. La marcha como distractor político
Si analizamos la marcha convocada por Noboa desde una perspectiva política, podemos concluir que más que un genuino esfuerzo por defender la paz y la justicia, se trata de una estrategia de distracción. En lugar de confrontar directamente las causas estructurales de la violencia, el gobierno opta por una movilización mediática para dar la impresión de que está actuando, cuando en realidad no se están tomando las medidas necesarias para resolver los problemas subyacentes.
Es un truco común entre los gobiernos que, ante la falta de resultados tangibles, optan por crear espectáculos mediáticos para cubrir su ineficiencia. Esta marcha no es más que una pantalla que busca desviar la atención de los verdaderos problemas que aquejan al país, dejando intactas las causas profundas de la crisis.
VI. La responsabilidad del pueblo y la llamada a la acción
El pueblo ecuatoriano no debe conformarse con marchas que no van acompañadas de cambios concretos. Es necesario un compromiso activo de la ciudadanía para exigir políticas públicas reales que enfrenten la violencia, la inseguridad y la corrupción. La paz y la justicia no se consiguen con discursos vacíos ni con marchas simbólicas, sino con la lucha constante por el cambio real.
Los ciudadanos deben movilizarse, no solo en las calles, sino también en las urnas, en los tribunales y en todos los espacios donde puedan exigir rendición de cuentas. Es hora de que la paz y la justicia dejen de ser un tema de campaña y se conviertan en prioridades reales para el gobierno de Ecuador.
Conclusión: La marcha de la falsedad
En definitiva, la convocatoria de Daniel Noboa a la marcha por la paz y la justicia solo pone de manifiesto la profunda contradicción de su gobierno. Mientras su administración sigue perpetuando la inseguridad y la impunidad, el presidente se limita a hacer un acto simbólico que no resuelve nada. Es hora de que los ciudadanos comprendan que la verdadera marcha hacia la paz y la justicia no pasa por movilizaciones mediáticas, sino por exigir a su gobierno un cambio real en las políticas públicas.
Si Noboa realmente desea garantizar la paz y la justicia, debe empezar por actuar desde el poder: adoptar medidas efectivas para abordar las causas estructurales de la violencia y la corrupción, y fortalecer las instituciones democráticas que deben ser el pilar del Estado de Derecho en Ecuador.
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Bibliografía:
El Comercio. (2025). La crisis de seguridad en Ecuador: Una mirada crítica a la administración de Daniel Noboa. https://elcomercio.com/
El Universo. (2025). Marcha por la paz: ¿Un símbolo o un esfuerzo real?. https://eluniverso.com/
Expreso. (2025). Las promesas incumplidas del gobierno de Noboa en materia de seguridad. https://expreso.ec/
Fundación Ecuador Siglo XXI. (2025). Análisis de la impunidad y la corrupción en el sistema judicial ecuatoriano. https://ecuadorsiglo21.org/
Red Conecta Ecuador Noticias. (2025). La política de marchas mediáticas: ¿Solución o cortina de humo?. https://redconecta.com/
Firmado:
Dr. Ney Briones Zambrano
Director Ejecutivo, Movimiento Pluricultural Quinta Región
Redactor, Red Conecta Ecuador Noticias / Substack