¿Autonomía o cooptación? El nuevo liderazgo de Marlon Vargas y el futuro de la CONAIE
La elección de Marlon Vargas como presidente de la CONAIE reconfigura el tablero político indígena. ¿Renovación legítima o estrategia de domesticación desde el poder?
La CONAIE en el corazón de la historia ecuatoriana
La historia de Ecuador no puede contarse sin la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE). Desde su fundación en 1986, esta organización ha sido la voz colectiva de los pueblos originarios, canalizando demandas históricas de territorio, cultura, justicia social y autodeterminación.
Con su capacidad de movilización, su fuerza simbólica y su autonomía política, la CONAIE ha tenido un rol determinante en la caída de presidentes, la redefinición de políticas estatales y el despertar de la conciencia intercultural en el país.
Ahora, con la elección de Marlon Vargas como su nuevo presidente, se abren interrogantes legítimos: ¿hacia dónde va la CONAIE? ¿Estamos frente a una continuidad de lucha o ante una inflexión que puede cambiar su esencia?

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I. ¿Quién es Marlon Vargas?
Marlon Vargas es oriundo del pueblo Shuar de la Amazonía ecuatoriana. Durante años ha sido dirigente de la CONFENIAE (la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana), una de las tres estructuras que conforman la CONAIE junto con ECUARUNARI (Sierra) y CONAICE (Costa).
Vargas es conocido por su liderazgo moderado, su discurso centrado en el diálogo y su capacidad de negociación con distintos actores del Estado. Sin embargo, su perfil también ha sido motivo de recelo entre sectores más radicales del movimiento indígena, que ven en su figura una estrategia peligrosa de acercamiento institucional al gobierno de turno, que podría debilitar la autonomía conquistada con décadas de lucha.
II. Las tensiones internas: entre el consenso y la fractura
La elección de Vargas no fue unánime. Diversas organizaciones de base denunciaron irregularidades en el proceso de votación. Algunas voces afirman que hubo una estrategia para debilitar a la CONAIE desde dentro, generando divisiones y neutralizando a sus liderazgos más críticos, como Leónidas Iza, cuya figura continúa polarizando tanto al país como a la organización.
En este contexto, la llegada de Marlon Vargas representa un cambio de ciclo, pero también una lucha interna entre dos modelos de acción política: uno más confrontativo y otro más institucionalizado. Entre quienes celebran su elección se argumenta que es hora de un liderazgo más “estratégico” que garantice gobernabilidad. Para sus críticos, Vargas representa una peligrosa cercanía con el poder que podría neutralizar la histórica autonomía indígena, todo esto debido a su apoyo y de la CONFENIAE a Daniel Noboa en la Segunda vuelta.
III. ¿Cooptación desde el poder?
Una de las principales preocupaciones gira en torno a la supuesta cercanía de Vargas con el gobierno de Daniel Noboa. Algunos analistas y actores políticos han denunciado que su elección responde a una agenda silenciosa del Ejecutivo por “domesticar” a la CONAIE. Si esto fuera cierto, estaríamos ante un grave retroceso en la lucha por la autonomía de los movimientos sociales.
La historia de Ecuador enseña que los gobiernos, especialmente en momentos de crisis, han buscado dividir, corromper o instrumentalizar a las organizaciones sociales más fuertes. No sería la primera vez que se intenta neutralizar a la CONAIE por la vía de la negociación o la infiltración.
La historia ya mostró episodios similares: en los años 2000, varios intentos de fragmentación o cooptación fueron resistidos por las bases. La diferencia actual es que la CONAIE enfrenta este dilema en un contexto de desmovilización social y crisis institucional. Por eso, la independencia de Vargas será puesta a prueba desde el primer día de su mandato.
IV. La oportunidad de recomposición indígena
Más allá de las dudas, la llegada de un nuevo presidente siempre trae consigo la oportunidad de recomposición. La CONAIE debe reflexionar sobre su estrategia, sus métodos de lucha y su relación con la sociedad ecuatoriana en su conjunto.
En un país atravesado por la violencia, el desempleo, la migración y la desconfianza institucional, el movimiento indígena tiene la oportunidad de rearticular su discurso con una mirada de país, no solo de sector. La agenda indígena no debe reducirse a lo étnico, sino ampliarse a lo nacional: salud, educación, medio ambiente, seguridad, derechos humanos.
La CONAIE debe mirar más allá de la lucha sectorial para ofrecer propuestas de país: desde una educación comunitaria intercultural real, hasta soluciones ecológicas frente al extractivismo que afecta tanto a indígenas como a mestizos.
V. El papel de la juventud y la interculturalidad
Uno de los desafíos más urgentes es renovar los liderazgos sin perder la memoria histórica. Las juventudes indígenas y mestizas deben asumir un papel protagónico en esta nueva etapa, construyendo puentes entre lo ancestral y lo contemporáneo, entre el campo y la ciudad, entre lo identitario y lo político.
El liderazgo de Vargas podría ser una plataforma para profundizar la interculturalidad y abrir la CONAIE a nuevas formas de articulación social, sin que eso implique perder su raíz transformadora. Pero eso dependerá de su capacidad de resistir las tentaciones del poder y priorizar la escucha a las bases.
VI. ¿Ruptura o evolución?
El Ecuador necesita un movimiento indígena fuerte, autónomo, propositivo, pero también autocrítico. La elección de Marlon Vargas no debe leerse solo como una victoria o una traición, sino como un momento bisagra. Una oportunidad para preguntarnos qué tipo de política queremos construir desde los márgenes, desde la diversidad, desde abajo.
Si Vargas opta por la comodidad del poder en vez de la incomodidad de las bases, corre el riesgo de fracturar no solo a la CONAIE, sino a un tejido social que aún ve en ella un bastión de dignidad.
¿Podrá Vargas ser el articulador de una CONAIE renovada y unificada? ¿O será el rostro de su neutralización política?
El tiempo —y sobre todo las decisiones que tome en los próximos meses— nos dará la respuesta.
Conclusión: Que nadie hable por nosotros
Como ecuatorianos dentro y fuera del país, no podemos desentendernos del destino de la CONAIE. Su voz ha sido, por décadas, faro de resistencia y conciencia nacional.
Si esa voz se silencia o se somete, pierde el Ecuador. Si se renueva y se fortalece, todos ganamos.
Marlon Vargas tiene una enorme responsabilidad: demostrar con hechos que su liderazgo servirá para empoderar a su pueblo, no para servir a ningún gobierno.
El futuro de la CONAIE está en juego. Y con ella, una parte esencial del alma ecuatoriana.
Que nadie decida por nosotros. Que nadie calle nuestra voz.
Firmado:
Dr. Ney Briones Zambrano
Director Ejecutivo del Movimiento Quinta Región
🌐 www.drneybriones.com