Alias Fito: el show de la recaptura pactada
Una entrega negociada, un país manipulado y una Asamblea que legisla en contra del pueblo
Por Dr. Ney Briones Zambrano
Redactor de Ecuador Conecta Noticias y Director Ejecutivo del Movimiento Pluricultural Quinta Región
I. La “recaptura” que no fue
El gobierno lo vendió como un triunfo. Un golpe certero al crimen organizado. Las pantallas se llenaron de uniformados encapuchados, drones, helicópteros, y hasta un perro antidrogas que posó mejor que los ministros. Pero la verdad, como casi siempre en este país, iba por otro lado.
Según reveló Canal 1 de Colombia, alias Fito no fue recapturado: se entregó voluntariamente. Fue él quien proporcionó la dirección exacta donde podía ser recogido para negociar con el ministro de Defensa. No hubo persecución, ni inteligencia, ni estrategia. Hubo un pacto.
Y sin embargo, el gobierno no tuvo reparo en montar un espectáculo nacional, con ministros posando como héroes y medios de comunicación repitiendo el libreto oficial como si fuéramos un país de ingenuos.

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II. El operativo era solo para la cámara
Bautizado con nombre de videojuego, “Operación Terminus” movilizó a más de 3.000 efectivos, como si se tratara de una invasión militar, cuando en realidad iban a recoger a alguien que ya sabía que lo iban a ir a buscar. Y que, además, había puesto condiciones para su entrega.
¿Triunfo del Estado? No. Fue una puesta en escena para alimentar un relato de “mano dura” que se cae por su propio peso. Porque mientras los políticos actuaban, el crimen organizado seguía operando con la misma fuerza en calles, cárceles y fronteras.
III. Mientras nos vendían helicópteros, nos robaban derechos
¿Y por qué justo ahora, en plena “recaptura gloriosa”? Porque mientras usted veía helicópteros sobrevolando Manta ,Montecristi y ministros celebrando con trajes de combate, la Asamblea Nacional, sumisa al poder, aprobaba a toda velocidad un paquete de medidas antipopulares y escandalosamente regresivas:
Aumento de la edad de jubilación para servidores públicos, obligando a miles a trabajar más años por menos.
Eliminación de la paridad de género en las listas electorales, un retroceso brutal contra los derechos políticos de las mujeres.
Condonación de deudas millonarias vinculadas al Grupo Noboa, en medio de una crisis fiscal que se resuelve a costa del pueblo.
Incremento del IVA al 15%, que golpea duramente el bolsillo de los más pobres.
Entrega de sectores estratégicos —puertos, energía, telecomunicaciones— a capital extranjero, sin transparencia ni debate.
Nuevas deudas internacionales camufladas de “cooperación”, hipotecando el futuro de las próximas generaciones.
Todo esto ocurrió mientras los focos estaban sobre Fito. No fue coincidencia. Fue cálculo político. Fue distracción. Fue manipulación en estado puro.
IV. El gobierno del espectáculo
No es la primera vez que el régimen de Daniel Noboa convierte la política en un espectáculo. Pero esta vez, el cinismo alcanzó niveles grotescos. Pactar con un criminal, usarlo como trofeo, y encima pedirnos aplaudir la farsa es simplemente inaceptable.
Se trata de un modelo de gobierno basado en el marketing, donde las redes sociales sustituyen a la ética pública, y los problemas reales se tapan con shows mediáticos. Mientras tanto, el país arde: la violencia no cesa, la pobreza aumenta y el desempleo asfixia.
V. El pueblo no es tonto
A pesar del show, la gente no se tragó el cuento. Las redes sociales reventaron de indignación. Las calles, aunque silenciosas, hierven de malestar. El Ecuador profundo no aplaude la mentira, ni la impunidad pactada con los capos del crimen.
Alias Fito no fue recapturado. Regresó bajo sus propios términos. Y lo más grave es que lo hizo con la complicidad del Estado. El mismo Estado que hoy legisla contra los jubilados, contra las mujeres, contra la clase media y contra los trabajadores.
VI. ¿Y mañana qué?
¿Qué viene ahora? ¿Liberarán a otro criminal para recapturarlo cuando bajen en las encuestas? ¿Nos inventarán otra crisis fabricada para seguir desmantelando el país por partes?
Ya no es solo el crimen organizado el que nos amenaza. Es también el gobierno desorganizado, mentiroso, y entregado al show. Nos gobierna una élite que negocia con narcos, mientras reprime al pueblo con impuestos, precariedad y propaganda.

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Epílogo sin aplausos
Alias Fito no volvió derrotado. Volvió con garantías. El gobierno no lo venció: se rindió a sus condiciones. Y nos mintió en la cara.
Pero el país está despertando. La gente ya no quiere titulares vacíos, ni operativos teatrales. Quiere verdad, justicia y dignidad. Y eso, ni con 3.000 soldados ni con 300 shows, lo podrá tapar este régimen.