220.000 ecuatorianos dejaron de ser pobres (pero nadie los ha visto) Ecuador se cura con Excel: el país que salió de la pobreza… en las diapositivas del poder
Según el Gobierno, más de 220.000 ecuatorianos dejaron de ser pobres en un año. Pero si usted no conoce a ninguno, no se preocupe: no vive en las cifras, sino en la realidad.
Contextualización: Un país estadísticamente feliz (y trágicamente real)
En junio de 2025, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) anunció con la pompa de una ceremonia de graduación que la pobreza por ingresos cayó al 24 %. Apenas 1,5 puntos menos que el año pasado. ¿Resultado? Según ellos, 220.000 personas “salieron de la pobreza”. Hasta la pobreza extrema, aseguran, descendió tímidamente: del 10,6 % al 10,4 %. Carolina Jaramillo, vocera oficial, lo comunicó con una sonrisa tan impecable como el PowerPoint que la respaldaba.
Pero el detalle incómodo vino al final, casi como letra chica de contrato bancario: el propio INEC admitió que esta variación “no es estadísticamente significativa”.
En lenguaje de la calle: puede que no haya pasado absolutamente nada.
¿Entonces por qué tanta celebración? Porque en Ecuador, la política económica se hace en Excel, se comunica en ruedas de prensa, y se sufre en los barrios.
Bienvenidos a la patria del dato feliz: donde se cura la pobreza… con filtros de tabla dinámica.
I. La alquimia de los datos: cuando maquillar la pobreza da más rédito que combatirla
Cada vez que el Gobierno necesita una buena noticia, desempolva su vieja varita mágica: la estadística oportunista. Esta vez el truco fue: “¡la pobreza bajó 1,5 %!”. Lo repitieron como mantra.
¿Y el margen de error? ¿Y la falta de acceso a las bases públicas? ¿Y el contexto devastador del subempleo, el endeudamiento, el éxodo? Silencio absoluto.
La estrategia es vieja y efectiva: lanzar números sueltos, sin metodología clara, sin auditoría independiente.
Menos pobreza en cifras = más titulares en medios = menos preguntas incómodas.
Los funcionarios no necesitan combatir la pobreza real. Les basta con cambiarle de celda en el Excel.
II. ¿Dónde están los 220.000 rescatados? Porque en la calle no aparecen (ni en sueños)
Si 220.000 ecuatorianos dejaron de ser pobres, alguien debería habérselos cruzado. Pero si uno camina por Guamaní, Monte Sinaí, el Guasmo o la Isla Trinitaria, la realidad no sonríe: más vendedores ambulantes, más niñas trabajando, más adultos mendigando, más ollas vacías.
Y sí, también más celulares: pero con saldo prestado, para pedir fiado por WhatsApp.
¿Quiénes son los “no-pobres” recién estrenados? ¿En qué barrio están? ¿Qué comen? ¿En qué empresa trabajan?
Parece que solo existen en los archivos del INEC.
La pobreza se erradicó, pero solo en el mundo fantástico de la planilla de cálculo.
III. Una estadística sin pueblo: números que no llenan la olla ni apagan el gas
Hablar de “pobreza por ingresos” suena técnico, pero es profundamente insuficiente.
Reducir la vida de una familia a una cifra monetaria es tan perverso como medir el amor con factura o la dignidad con centavos.
¿Qué sentido tiene “salir de la pobreza” si sigues sin acceso a salud, educación decente, vivienda segura, transporte digno, agua potable o seguridad en tu calle?
Y peor: el umbral oficial que separa al “pobre” del “no-pobre” es una línea de miseria dibujada a mano alzada.
Si ayer ganabas $88 y hoy ganaste $91, ya no eres pobre. ¡Felicidades! Puedes comprarte medio cartón de huevos más… si no sube el precio mañana.
¿Ese es el estándar?
Entonces la lucha contra la pobreza se resume a: un dólar arriba, un país abajo.
IV. El Estado virtual: todo mejora en las pantallas, menos la vida
En el universo paralelo del Gobierno, hay inversión, hay empleo, hay crecimiento. En ese metaverso estatal, los ministros comparten gráficos optimistas mientras la población hace fila para conseguir gas, atención médica o un cupo para migrar.
Vivimos en dos países:
Uno, creado en PowerPoint.
Otro, aplastado por la precariedad.
El divorcio entre la narrativa oficial y la experiencia cotidiana es obsceno.
Y cada rueda de prensa triunfalista solo profundiza la herida entre quienes gobiernan desde Excel y quienes resisten desde la calle.
V. La pobreza no se elimina con discursos, sino con justicia (y coraje político)
Reducir la pobreza no es una estrategia de imagen. Es un deber constitucional, ético y humano. Pero este Gobierno —como tantos otros— prefiere montar la escenografía del éxito antes que enfrentar el colapso estructural de su modelo económico.
No hay redistribución real.
No hay reforma fiscal progresiva.
No hay inversión pública transformadora.
Hay bonos como soborno político. Hay créditos como paliativo. Hay estadísticas como coartada.
Y así pretenden convencernos de que todo va bien, mientras el país se desangra en silencio.
VI. Lo que exigen las cifras que importan: conciencia, verdad y movilización
El termómetro real no está en las hojas de cálculo. Está en los estómagos vacíos, en los hospitales sin gasas, en los estudiantes sin cuadernos, en los barrios sin luz ni ley.
No es tiempo de celebrar nada.
Es tiempo de exigir todo:
Que se publiquen las bases estadísticas completas.
Que se abran los datos a revisión independiente.
Que se diseñen políticas desde la realidad, no desde el marketing.
Que se respete la inteligencia del pueblo, que ya no traga cifras sin contexto.
Porque el pueblo no vive de porcentajes, sino de pan. Y el Excel no se come.
Conclusión: No queremos cuentos. Queremos país
El Gobierno dice que la pobreza se redujo. Pero la realidad es otra: la pobreza no se fue, se volvió invisible en las cifras.
Se redistribuyó: menos en las estadísticas, más en las casas, en las mochilas vacías, en los estómagos roncando, en las miradas perdidas de un país que sobrevive mientras lo celebran.
Ecuador no necesita promesas ni eufemismos.
Necesita verdad.
Necesita redistribución.
Necesita políticas valientes y un Estado que no le tenga miedo a su pueblo.
Porque este país no se cura con Excel. Se cura con justicia.
Dr. Ney Briones Zambrano
Máster en Medicina Tropical y Salud Internacional – Universidad de Barcelona
🌐 www.drneybriones.com